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La capacidad de adaptación del niño

En muchas ocasiones, habréis oído decir que los niños se adaptan más fácilmente que los adultos a los cambios que puede acontecer en sus vidas. Ya sea el nacimiento de un hermano, el conocer nuevos amigos, una mudanza… y, en estos últimos tiempos, a los nuevos acontecimientos que la pandemia nos obliga a realizar en nuestro día a día.

Pero, ¿este concepto es real o solo una sensación que no tiene base científica? La neurociencia nos puede dar la clave, ya que hay un periodo en concreto durante la infancia en el que la plasticidad neurológica es mayor debido a que el cerebro está en formación, lo que permite mayor flexibilidad en las capacidades cognitivas del ser humano.

Tras el nacimiento, y en los primeros años de vida, la inmadurez neuronal es muy acusada y eso requiere, y a su vez permite, el remodelamiento neuronal mediante la apoptosis y el proceso de mielinización.

Al nacer se producen más neuronas de las que se utilizarán a lo largo de nuestra vida y, por ello, el cuerpo realiza el proceso bioquímico conocido como apoptosis o muerte celular programada que permite un refinamiento de los circuitos neuronales. A través de los estímulos externos e internos, los circuitos más competentes serán los que perduren.

El proceso de mielinización va actuando en las distintas áreas cerebrales en los primeros años de vida configurando un entramado de conexiones entre áreas cerebrales y capacidades cognitivas. Fomentando la actividad cerebral mediante su estimulación, lograremos que sea más rico este entramado favoreciendo así el desarrollo neuronal.

No obstante, estas habilidades psicobiológicas que permiten que el niño se adapte al entorno en el que nace y se desenvuelve en los primeros años de vida, están totalmente asociadas a los factores emocionales por lo que puede haber numerosas diferencias entre personas según se hayan trabajado las habilidades emocionales del niño.

Podemos concluir que, por tendencia biológica, los niños tienen más facilidad en los procesos de adaptación que los adultos y que estas habilidades adaptativas pueden mejorar entrenando a nuestro cerebro y a nuestro corazón en las estrategias adaptativas de los procesos cognitivos y emocionales aprovechando al máximo la flexibilidad neuronal del ser humano en edades tempranas.

Por ello, para esos padres que lo pasan mal los primeros días de colegio de sus hijos o que no saben cómo van a reaccionar ante la llegada de un hermanito a casa o ante un proceso de cambio, queremos transmitiros un mensaje de tranquilidad, ya que sus hijos están más preparados que nosotros, los adultos, para adaptarse a cualquier nueva situación.

Marta González
Coordinador de Ed. Infantil
Colegio Internacional de Levante

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